Caravasar

Los caravasares eran albergues para los viajeros que recorrían, en caravanas, largas distancias entre Turquía y el Lejano Oriente en la búsqueda de productos, ideas y experiencias, como el té mismo, para realizar intercambios que resultaban siendo, por lo tanto, económicos y culturales.

 Se edificaron a lo largo del Camino Real Persa y, más adelante, se extendieron hacia la Ruta de la Seda en su tramo de Asia Central, que además de ser una ruta obligada para comerciantes, lo fue también para intelectuales y que expandieron sus creencias más allá de continente asiático.

De esa larga historia y con siglos de por medio, llegó a América la tradición de tomar té, influida por la presencia china, pero también por las tradiciones inglesa y alemana.

En Guatemala, el té se instaló en el siglo XIX y los arbustos de té crecen desde entonces en Alta Verapaz, de donde se expandieron a todo el país y se acoplaron a las tradiciones locales  de beber infusiones herbales como práctica de salud preventiva, tal es el caso del pericón y la manzanilla, y como una costumbre social reconfortante.

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La sala de té Caravasar surgió como resultado de una exploración de las plantas medicinales, especialmente de las hojas de té, acompañada de un interés por la gastronomía y la alimentación consciente, la exploración continúa, así como los intercambios con otras personas interesadas en el tema.

 Caravasar abrió sus puertas el 11 de diciembre de 2015, en el Pasaje Rubio, con la intención de ser un refugio para quienes transitan el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala;  es un lugar acondicionado para hacer una pausa, dejarse llevar por la experiencia del té, su aroma, sus sabores y compartir una taza con otros comensales,  desde ahí retomar energías y continuar el camino.

¡Bienvenidos!